miércoles, 15 de agosto de 2007

DOS PÁJAROS DE UN TIRO Y NOSOTROS EN MEDIO

Acaso Soria fuera feudo de Sabina, porque a los que no estamos dispuestos (o no podemos) pacer sobre plástico azul que resguarda césped, nos desterraron a unas gradas (que llenamos) desde donde sólo se distinguía la nariz del ubetense. El sonido mal. Hasta la canora voz de Serrat se distorsionaba, quizá por la distancia. Y esperando ver cómo la otra distancia, la que separa a estos dos pájaros, se salvaba, disfrutamos. Disfrutamos porque no exigimos lo que nos corresponde, por ser fieles y por estar siempre ahí, que, a la postre, nos da igual todo con tal de estar ante ellos. Todo, salvo asistir a una fiesta con manjares servidos en platos de plástico de galga fina. Ni los de Joan Manuel ni los de Joaquín se merecieron tan mal continente, porque del contenido nadie duda. Un catalán que cada vez se le ve disfrutando más de un papel cómico y entrañable, al que le da pie y grado de dios un andaluz que canta tan mal como bien compone y rima, permite saborear el oficio de cantor. Un golferas poeta, que siempre gustó de representar, alivia el luto de cantar con el oficio de un poeta señor. A mí estos dos me deben una, menos comercial, más íntima. Aunque por lo que nos enteramos mereció la pena:
-Sabina tiene el pene pequeño.
-Sabina está encantando de conocer a Serrat, y éste último también.
-Sabina necesita de los aplausos y para él los pidió el otro pájaro.
-A Sabina le gusta hacer una foto de las actuaciones.
-Los bises ya no son propiedad de quien los pide, sino mercadotecnia. Y así, ya no merece
la pena dejarse la voz para que otro lo haga también.
-Los bombines de cartón valen seis talegos, y una foto firmada la mitad.
-Que Peret en boca de Joan y del coro no es un hortera.
-Que los malotes ya no dicen Luis o patata ante el objetivo de una cámara, sino clítoris.
-Que a Serrat se le ha olvidado este verano el catalán.
-Que a Sabina se le perdona todo.

Y eso, que aún así y todo, disfrutamos.

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