sábado, 1 de diciembre de 2007

El suicidio del oso

Supongo que no soy el primero en suicidar al oso en el madroño, pero acaso sí lo sea en conseguir la carta que escribió al Sr. Juez, y por sentirme involucrado, la saco a plaza:


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Sr. Juez de la Audiencia provincial de Madrid, señor madrileño y señora madrileña:
.......... Después de traerme de aquí para allá como puta por rastrojo (que si te quito de aquí, que si te pongo allí). Después de leer los chistes del graciosillo este que se hace llamar Mendrugo. Después de lo que les están haciendo a mis primos los blancos, no sé... Y luego vino lo de no conseguir organizar las Olimpiadas para el 2012. No repuesto de estos disgustos, ni sintiéndome ya representativo de esta ciudad, junto con el madroño (que da menos frutos que una novena a la Almudena, o que el diálogo entre gobierno y oposición), madroño del que me cuelgo en esta capital, tan universal que asume todos los postulados para que el cambio climático sea irreversible, ya no aguanto más. Ya no sé qué carajo pintan un oso y un árbol en su escudo, la verdad. Solo espero no convertirme en un mito y que no me descuelguen de aquí en una docena de años, que es lo que esto os va a durar. ¡Ah!, y de pobrecito nada, que lo hago porque me sale de ahí mismo. Hala, que os den.


P.D. Por otro lado, aquí no hay quien respire, coño.


Nota:-En www.me.gov.ar/efeme/diaanimal/imagenes/oso.jpg, he conseguido la imagen del oso, después la he retocado.

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