jueves, 4 de septiembre de 2008

La competencia

—¡Dezpiedta, dezpiedta, Mendugo!
—¿Qué… Qué pasa?
—¡Que noz han plahiado!
—¿Que nos han qué? Pero, ¿qué dices…? ¡Déjame dormir!
—Que no, que no, que hay un dano ezcushimisado en Intedné hasiendo poztuditaz.

—¡Déjame de ranos a estas horas, Erre C.A., por favor!
—Poz tú zabráz, pedo el mendugo que zale con el impoztó te deha a l’altuda del betún. Y laz fotoz ni te cuento. ¿Tú con que hasez miz fotoz, con una poqué inztamatí?
Abrí los ojos como pude y entreví que el reloj marcaba las 05:30 horas.
—¡Tío —le dije—, mira qué hora es!
—Ya, pedo te van a deventá el negosio.
—Erre C.A., yo no tengo ningún negocio en Internet.
—Poz yo me ziento eszplotado…
—Ya empezamos otra vez… ¡Vete al carajo y déjame dormir!
—Bueno… Yo lo he intentado… Pedo como pieddaz a loz doz únicoz intednautaz que entan en tu blo, te vaz a depimí.
—Que te vayas a la eme. Y no son dos, sino diez los que visitan Minismisterios.
—¡Hala…! ¡Cantidá de lestodez que tene mi niño!
…… Le tiré una zapatilla que no sé si le dio. Pero, al menos, le convenció de que me dejara en paz.

No hay comentarios: