domingo, 7 de septiembre de 2008

La educación (2)

—Ayed leí lo que colgazte en el blo sobe la educasión eza y la lestuda.
—Me alegro y te lo agradezco.
—Yo no zalía.
—¿Es una queja?
—No, zólo una apesiasión.
—Que me sirve para recordarte, Erre C.A., que tú no eres el ombligo del mundo.
—¿El mundo tene ombligo?
—Y no sólo uno. ¿No lo sabías?
—Poz no. ¿Y cualoz zon?
—El que cada humano lleva en su tripa.
—Ah… Ya. Pedo ezo ez una metáfoda.
—Una metáfora y una realidad. Aunque también habría de incluirse el de algún rano.—Poz no zedá el mío, podque yo no teno.
—También es una metáfora.
—¡Ahhhh, te pillé! Podque no es una dealidá.
—En cuanto coja hilo y aguja, y unas tijeras vas ver tú si es una realidad o no. Pero no me líes, me decías que habías leído mi opinión sobre la educación.
—Zí, y no la compadto.
—No tienes porqué.
—¿No te enfadas?
—¿Cómo me voy a enfadar porque no pienses igual que yo? Que no pensaras es lo que me molestaría.
—Poz hay musha hente a la que le cuezta musho penzá, y ota tanta que lo ha hesho una o ninguna ves.
—De eso iba mi post.
—¡Anda! Yo había intedpetado qu’eda podque hase musho que no me vez leé.
—Ven, acércate y tráeme la caja de los hilos, anda.
—No, que me hasez un dezcozido y salgo pod la ventana.
—No, tranquilo. Sólo te voy a coser un globo terráqueo donde deberías tener el ombligo si fueras humano.
—¡Y una miedda!
—Pues entonces lee.
—¿Pedo en qué quedamoz, tío?
—En este caso renuncio a la educación, así que ya puedes leer todo lo que caiga en tus manos.

No hay comentarios: