jueves, 2 de octubre de 2008

La convivencia

—A ver, tío, esto no puede seguir así —advertí a Erre C.A.
—¿Qu’ez lo que no puede zeguí azí?
—No te duchas, no recoges nada, no limpias… Y hoy no te has puesto ni collar… Tu rincón parece una pocilga… No sé cómo no te da vergüenza...
—Lo que me da ez pedesa.
—Sí, porque vergüenza no usas.
—Una ves la uzé, pedo como ahoda lo hasen todo de usá y tidá, como loz pezidentez en UZA…
—En esto no admito cachondeos, Erre C.A.
—¡Pedo qué dollo t’ha dao con educadme, leshe…!
—Yo paso de eso. Es por higiene, por respeto a los que viven a nuestro alrededor…
—Yo queía que vehetabaiz.
Me metí las manos en los bolsillos para no emplearlas en hacer el mal.
—Se acabó. No te sientas a mi mesa hasta que tú y lo tuyo no esté limpio.
—Ezo ez shantahe y lo oto innesezadio: laz danaz no zudamoz… Ni tenemoz peloz…
—Y tampoco meas ni cagas ¿no?
—¡Hala, qué guado! Que eztamoz dezayunando.
—Yo no.… —Tenez dasón, yo dezayuno y tú me degañaz.
—No te regaño, intento corregirte y que la vida sea más fácil y agradable para todos.
—Poz pada mí lo máz fásil ez que todo ziga igual, como la cansión de Hulito.
—Pues va a ser que no. Así que ya lo sabes, o mierda o comida —pasé de su pitorreo, quería ir al grano. Intentaba que las artimañas raniles no me alejaran de mi objetivo, pero el rano guarro no cejaba en aparentar que se lo tomaba a broma.
—La alternativa que planteaz me zuena a shiste: ¿zuzto o muedte? Pedo yo eliho comida, lo teno clado.
—Entonces ya sabes lo que tienes que hacer.
—Podé acabá con laz galletaz, ¿no?
—Bien dices, porque cada vez que abres una caja la finiquitas.
—Ez pada que no z’eztopeen.
—Tienes respuesta para todo, eh.
—Igual que tú tenez peguntaz tambén pada todo.
—Ahí te quedas. Y ya sabes lo que hay, yo me voy a duchar.
—Vaya pod dios, ahoda qu’iba a id yo…
—Te cedo la vez.
—D’ezo nada. Yo eztoy muy bien educado y loz pimedoz siempe zon loz niñoz, laz muhedez y loz ansianoz.
Con este comentario erre C.A. consiguió que mis casillas se me quedaran pequeñas y salté.
—Ahora por listo te vas a duchar conmigo.
—Como me obliguez te denunsio pod pededazta.
—Serás capaz…
—¿Y tú qué? ¿No me quiedez dehá zin mi humilde zuztento? Ezo ez peó que una denunsia y peó de lo que hasen en Guantánamo. Edez igual que loz de laz eze eze.
Me fui a la ducha congestionado y con la sensación de no haber solucionado nada, como me ocurría cuando discutía con mis hijos en su adolescencia, pero me di ánimos: "Tú insiste, que algo queda".

No hay comentarios: