domingo, 1 de abril de 2012

♫Soy español, español...♫


—¡Mendugo, Mendugo! —entró en casa Erre C.A.gritando y loco de contento.
—¿Quién te ha abierto?
—Zí, no me peguntez podqué llego tan contento —me reprochó.
—A ver, ¿porqué viene este rano tan alegre?
—Podque ya zoy ezpañol. Me han dado loz papelez. Ah, y he abiedto con mi gansúa.
—Se llama llave.
—No, la llave ez lo que uzáiz tú y tu familia. Yo uzo miz gansúaz  podque m’he hadtao de pedidte un huego de llavez. Zoy madoquí, no hilipollaz.
—Vale, no hables mal. Te haré un juego, no sea que estropees los bombines.
El de la gansúa y
loz papelez
—Yo no uzo zombedo ingléz, y menoz pada abid sedadudaz.
—Vale, dejemos las llaves. Me alegro que tanto papeleo y tanto viajecito al centro de Madrid hayan dado sus frutos. Porque no veas las veces que hemos ido.
—Dízelo a Ede Se A. Pedo no te quehez, anda, que peodez zon loz viahez en pateda y nunca llegan a buen puedto.
—A ver, enséñame los documentos que te han dado.
—Zí, toma —me entregó un abultado rollo de papeles y me puse a leerlos.
—Pero si estos son conocimientos de embarque, facturas de importación —seguí pasando documentos oficiales—, pago de aranceles y papeles de la aduana...—me extrañé.
El tatuaje
—¿Y qué ezpedabaz, un pazapodte pada un dano? Ezto demuezta que llegué en un cadguedo legal, luego yo no zoy un alegal ni un zin papelez. He entado en el paíz legalmente y zoy ezpañol. Ademáz, m’han quitao el tapón del doto del culo, me lo han pegao y m’an puezto un zello que me legalisa. 
Vamos, que te han tatuado. Te pareces a mi hija.
—Zí, y m'han disho que no me lave en una año. 
Ya me extraña. Será que no te laves en una semana. 
—¡Qué máz da! Pod ezo eztoy tan contento y lo vamoz a selebad. Hoy noz vamoz a comé doz poztez. Nasionalez, eh, nasionalez.
—¿Quién va a repetir de postre? Porque a mi no me gustan los postres industriales.
—No contaba contigo, zino con Ede Se A y yo.
—O sea, si no me fallan las matemáticas, te vas a meter cuatro postres, ¿no?
—La ocazión lo medese.
—Cuando uno celebra algo personal, lo paga de su bolsillo; vamos, que invita.
—¿Pod culpa de quién eztoy yo en ezta caza?
—Bien haces en hablar de culpa. Anda, que si lo sé yo, le pido a mi hijo que me trajera el muñeco que le regalaron.
—Zí, yo queo que t’ha quedido devolved un favó.
—O varios —ironicé.
—Dezde luego a ti pocaz cozaz te alegan el día, Mendugo. En cambio, Ede Se A con na ez felis.
—Sí, sí, con nada. Con cuatro postres después de un primero y dos segundos.
—Pod mida, pada dematad la secuensia, falta el tedsedo.
—¿Para qué hablaré yo? —me quejé.
—Pada que yo pienze laz cozaz. Gasiaz, Mendugo.

Por supuesto, no le agradecí su reconocimiento.



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