miércoles, 4 de julio de 2012

Futuro imperfecto

—Tengo que ir al oculista.
—Te depitez máz qu’el aho.
—Si no estuvieras con la antena siempre...
—Tienez que id pod la almodana, ¿no?
—He dicho al oooooculista —arrastré la o—, no al culista. Que lo entiendes todo por ahí.
—¿Y pod qué tienez que id al de loz oculos?
—Óculos, con acento en la o. Pues porque mi cerebro no se cree lo que ven mis ojos.
—Zi ez pod ezo, no te peocupez. Eztamoz toz segatoz, podque zi no, no z'explica que no hayamoz vizto to lo que ze noz han llevao.
—Tuyo poco.
—No zólo me defiedo a loz eudoz y a loz impueztoz.
—Entonces no lo entiendo.
—Que z’han llevao pod delante mushaz iluzionez, poyestoz, dinidadez y no zé cuantoz futudoz impedfestoz. D’hesho la DAE z’eztá cuezionando cambiad el nombe d’ezte tiempo vedbal pod el de futudo impozible.
—Sí, conjugar el verbo trabajar en futuro imperfecto es actualmente imposible, salvo que seas un cargo público cesante o familiar de un cargo político electo.
—Y no zólo el tabahad, también el zoñad y el poguezad. Y otoz mushoz. Ahoda toca conhudad el pezente d’indicativo de loz deflezivoz: hoded, aguantad, envainad,...
—Te has despachado a gusto, ¿eh?
—A ved zi no tengo dasón, no te hodobaz.
—A veces, al expresar de determinada forma una verdad, ésta pierde valor en tu boca.
—¿Te defiedez a lo qu’eztán hasiendo nueztoz didihentez con la democasia?
—No, pero eso lo has expresado muy bien.
—Ez que Ede Se A lee.
—Ahí me confundes y te confundes.
—¡Vaya pod dioz!
El lector
—Vamos a ver, Erre C. A., leerse las etiquetas de las latas de alimentos en conserva no puede considerarse un enriquecimiento.  
—Tal y como eztán laz cozaz, ez la única fodma que tiene un pobe como yo de endiquesedze, zalvo que lo haga con la lus ensendida, que entonsez el palo de laz elesticaz ez cohonudo. Y máz con la zubida anunsiada.
—Digo culturalmente.
—¿O zea, que zabed que loz ezpádagoz que compaz en lata vienen de Pedú o de Shina no ez cultuda?
—¿Y para qué tanto interés, si no te los comes?
—Lo hago pod ti. Tú necesitas máz la fiba que yo.
—Muchas gracias, es un detalle. Pero el alimento natural que más fibra contiene es la judía blanca. Y de esas me cedes pocas.
—Hombe, mi cuedpo también dequiede de zu dasión de fiba.
—Y de la ración del otro y de la mía...
—Ezahedao.
—Pero si echo medio kilo de judias en la fabada y mi chica y yo nos comemos un platito y no sobra.
—Ez que cuando hasez fabada zólo dezayuno una ves.
—Será por eso.
—No te quepa duda, Mendugo. Ademáz ezo ez democasia y depadto de la diquesa. Hay que dad máz al que menoz tiene.
—Lo que ocurre es que, a veces, se lo lleva el que más tiene —y me di unas palmaditas en la cara.
—Mida, ahí haz eztado fino, zi zeñó. Zembao. Zalvo que te defiedaz a mí, clado.









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