jueves, 6 de septiembre de 2012

La carta

—¿Pod qué no haz puezto mi nombe en el busón?
—Por pereza, y porque no te escribe nadie.
—Ezo no ez siedto. Tú m’ezquibez.
—No, yo escribo sobre ti, pero no te escribo a ti. Además, te veo todos los días.
—Entonsez la cadta que m’ezquito no me va a llegad podque tampoco he puezto demite. Quedía que fueda una zodpeza.
—Evidentemente.
—Y no voy a entedadme de lo que pone en eza miziva zequeta.
—¡Pero si la has escrito tú!
—Ez que no m’acueddo.
—¡Vaya memoria!
—Mida quien fue a hablad, el contapunto de loz elefantez.
—Además, ¿tú no estabas en España de incógnito? le reproché.
—No, ya no. Y nunca he eztado de incónito, zino de pazo.
—O sea, que piensas largarte.
—Zi ze da el cazo...
—Pues como el cazo de aquí, pocos. En España se come como en ningún sitio.
—¿Pod qué te queez que m’eztoy hasiendo el remolón?
—Algo más te retendrá aquí —intenté tirarle de la lengua.
—Clado, que no tengo un eudo, ni medio.
—Por lo que veo, es difícil que lo tengas.
—Y qué le vamoz a hased.
—Trabaja y ahorra.
—D’ezo zólo hago la mitá. Y no quiedo hablad de la quiziz. Eztoy hadto.
—Me parece que tú eres de los pocos a los que les viene bien la crisis.
—No queo yo que zeamoz pocoz. Loz de un lao y loz del oto... ¡Oye!, ¿vaz a zalid?
—Sí, pero me quedo en el jardín.
—Poz ezpeda, que te voy a dad una cadta pada que la eshez en el busón.
—Rapidito, ¿eh? Pero... —no me dio tiempo a recordarle que no iba a la calle.
Al poco, Erre C. A. apareció con un sobre tachado y usado en la mano.

—Pero que te he dicho que no iba a la calle —miré el sobre y seguí—. Y este sobre está ya usado y abierto. Y el sello está matasellado. No se puede echar al correo.
—¿Y quién lo petende? Eshalo en nuezto busón, en el podtal. Ez pada Ede Se A.
—No lo entiendo.
—Ni falta que hase.
—Pero, ¿qué te has escrito?
—Una nota decoddatodia.
—¿Y para qué?
—¡Ho, qué cotilla edez, tío! ¿Pa qué va a sed? Pada acoddadme d’una coza.
—Vale, vale... Pero no sé...
—Ez una nota pada que Ede Se A no z’olvide de tu cumpleañoz. Que to lo quiedez zabed.
—Ah. Todo un detalle por tu parte.
—No queaz, ez pada que no ze me olvide pedidte que invitez a algo.






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