martes, 6 de noviembre de 2012

Divagar


—Decía Borges que cuando era niño era inmortal.
—Ez que hay quien ezquibe y quien zabe ezquibid.
—Muchas gracias.
—No te vaz a compadad, ¿no?
—Para nada. Qué más quisiera uno.
—¿Uno? Y un millón.
—Pero la voluntad también ha de contar.
—Clado. Tú zigue intentándolo.
—Joe, das unos ánimos...
—Al final, todo se dezume en uno mizmo.
—O en lo que hacemos por los demás.
—Ezo, dízezelo a loz políticoz.
—Yo no hablo de política.
—Ni yo, pedo pod ahí noz hodoban.
—No me gusta el sistema.
—Poz invéntate oto.
—Lo he intentado, pero no te creas...
—Yo no me queo nada, y Ede Se A menoz.
—Yo, en cambio, necesito creer.
—Podque ya no edez inmodtal aunque zí humano.
—Y tú llevas camino de serlo.
—Puede, pedo nunca dehaz de sed quien edez ni puedez denunciad a tu ezensia. Acuéddate del cuento de la dana y el ezcodpión.
—Sí, la rana queda como una tonta al subirse encima al escorpión..
—No, la dana queda como lo que ez. Y el ezcodpión como un cabón. Y no me digaz nada.
—También como un estúpido. Nunca debes morder la mano que da de comer.
—Poz yo con hambe te como el codo.
—¿Y mañana?
—Ze lo como a oto.
—Mientras haya otro
—Ziempe hay algún oto. Y zi no, dízezelo a loz políticoz.
—Que no hablo de políticos, pesado.
—Ni yo, pedo ez un decudzo tedtuliano.
—Otros que tal bailan.
—Te quehaz de todo el mundo.
—Quizá.
—Oye, ¿divagad no ez ezquibid zin odden ni consiento?
—Sí.
—Poz ezo.






Imagen bajada de  www. politicaesmoral.blogspot.com

No hay comentarios: